¿Cómo aparecen los radicales libres?
Las células son la sede de un proceso de respiración: éstas utilizan el oxígeno para asegurar su buen funcionamiento y por extensión, el del organismo. La respiración celular tiene lugar en las mitocondrias, el motor energético de la célula.
Al “respirar”, la mitocondria utiliza oxígeno: este fenómeno origina la modificación de las moléculas que la rodean. Éstas pierden un electrón, se hacen inestables y entonces se proveen de radicales libres .
Éstos últimos intentan a todo precio recuperar su estabilidad, y entonces arrancan un electrón a las moléculas que les rodean, y así sucesivamente. Esto acaba rápidamente en una reacción en cadena , cuando el organismo no puede enfrentarse a esta multitud de partículas inestables. (1)
Radicales libres: los factores medioambientales
Cuando los radicales libres son creados por factores externos el organismo se encuentra desbordado. Hay muchos de estos:
- el tabaco;
- el alcohol;
- una exposición excesiva a los rayos ultravioletas (UV) del sol;
- la contaminación;
- una alimentación demasiado rica en grasas “malas” y en azúcar;
- un estrés crónico;
- ciertos medicamentos…
Estos factores son responsables de una circulación de energía excesiva en las células, provocando o acelerando la producción de radicales libres. El modo de vida occidental y sus excesos están a menudo implicados en el caso del estrés oxidativo. (2)
Las consecuencias del estrés oxidativo en el organismo
El estrés oxidativo está implicado en numerosos mecanismos nocivos para el organismo. En efecto, los radicales libres intentan recuperar su estabilidad y atacan a las células a su alrededor para robarles un electrón.
Este ataque provoca una serie de desnaturalización generalizada, del ADN (Ácido desoxirribonucleico) a las proteínas, pasando por los lípidos: los tejidos se encuentran degradados y ya no funcionan correctamente. Por tanto, las reacciones en cadena provocan defectos de uso del organismo en general. El estrés oxidativo, en esto, es reconocido como uno de los principales mecanismos del envejecimiento. (3)
Muy a menudo se habla de daños que se constatan en la elasticidad y la salud de la piel . Pero los radicales libres también tienen consecuencias silenciosas que pueden agravarse. El sistema nervioso lo padece, con la agravación de las enfermedades neurodegenerativas como las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson. (4)
El sistema cardiovascular también sufre: los radicales libres en exceso llegan a las arterias, a las venas, al corazón... El estrés oxidativo causa daños estructurales y funcionales y puede acabar en aterosclerosis, la enfermedad coronaria (también denominada enfermedad de las arterias coronarias)… (5)
Conviene tener en cuenta
Que se habla mayoritariamente de las consecuencias nefastas de los radicales libres en el organismo. No obstante, hay que saber que éstos son también necesarios para el sistema inmunitario . Esto ha sido observado especialmente en el caso de las infecciones virales. (6) Los radicales libres también permiten acelerar la cicatrización de la piel en caso de herida… (7) ¡Una paradoja muy a menudo ignorada!
¿Cómo luchar naturalmente contra el estrés oxidativo?
El organismo está naturalmente dotado de una función antioxidante . Unos compuestos pueden neutralizar a los radicales libres y limitar la reacción en cadena. El glutatión, las enzimas de tipo peroxidasa, catalasa, superóxido dismutasa, y las vitaminas C y E son todos antioxidantes que se encuentran en el cuerpo.
Para ayudarlo a combatirº el estrés oxidativo, se pueden adquirir unos hábitos sencillos . Proscriba el tabaco, limite el alcohol y la exposición al sol lo más posible, por una parte.
Por otra parte, opte por una alimentación equilibrada y rica en antioxidantes . Para hacer esto, dé preferencia a las frutas y verduras en general, pero también a las hierbas aromáticas y las especias, a las grasas buenas (aguacates, frutos secos, aceites vegetales, pescado graso…), a las algas… Limite las grasas animales (la carne, la charcutería y los productos lácteos) y los productos que contengan azúcar añadida: éstas son las claves de una alimentación antioxidante.
Unos complementos alimenticios especialmente concentrados pueden también aportar un poder antioxidante considerable al organismo. Polifenoles, glutatión, carnosina y ergotioneína… ¡Se pueden estimular muchas moléculas presentes en estado natural para ayudarle a combatir los radicales libres!